La rana común (Pelophylax perezi) es una de las tres
especies de anfibios anuros introducidos en el archipiélago canario,
conociéndose su presencia en todas las islas excepto El Hierro y Lanzarote,
aunque en La Gomera y Fuerteventura es rarísima e incluso resulta algo dudosa
la existencia de poblaciones realmente viables en ambas. Su congénere más
próximo, la rana magrebí (Pelophylax
saharicus), solo ha sido citado para Gran Canaria, donde se halla -por el
momento- bastante localizado.
La rana común es una especie netamente acuática y está
muy ligada durante todo el año a charcas terrosas, estanques, embalses y
barrancos con agua (ya sea de forma estacional o permanente). Llega a penetrar
en lugares relativamente apartados y “salvajes”, como ocurre en el Parque
Nacional de La Caldera de Taburiente (La Palma). Por otro lado, su distribución
en Gran Canaria -donde alcanza la zona de cumbres- es mucho más extensa que en
Tenerife.
Aunque su actividad canora tiene lugar básicamente en
primavera, en nuestras islas se la puede escuchar croando durante gran parte
del año, mostrándose muy activa hasta bien entrado el verano e incluso los
inicios del otoño. Las fotografías que acompañan a este texto fueron tomadas en
una pequeña tanquilla de cemento anexa a unas charcas situadas en Tejina (La
Laguna, Tenerife), a finales de septiembre de 2013. En este sector de la isla,
el noreste (Tacoronte-Valle de Guerra-Tejina-Bajamar-Tegueste), resulta ser
bastante común, sobre todo en zonas como la denominada “Cantarranas”, topónimo
popular que alude a la abundancia de anuros desde hace décadas. Sin embargo, su
presencia es mucho más limitada y fragmentaria en el resto de la vertiente
norte, y no es común en las bandas del sur, donde se muestra altamente
localizada y solo conocemos unas pocas poblaciones aisladas, dejando al margen
determinados barrancos ubicados al sur del macizo de Anaga, donde sí es
habitual. En este sentido, sorprende hasta cierto punto su aparición en el
parque García Sanabria de Santa Cruz e incluso en el barranco de Santos, donde
en ocasiones llega a escucharse en su desembocadura, junto al propio Museo de
la Naturaleza y el Hombre.
A menudo esta especie coexiste con la ranita meridional (Hyla meridionalis), que ya ha sido objeto de comentarios previos en este blog, dado nuestro interés en el estudio de los anfibios presentes en Canarias, sobre todo lo relativo a su distribución y ecología. Sin embargo, la repartición de la rana común en Tenerife no es tan amplia como la de la ranita meridional, y, además, existen algunas lagunas en el conocimiento preciso de la misma, motivo por el cual seguiremos tomando datos sobre estos aspectos, y así poder contribuir a un mejor conocimiento de nuestra faunula herpetológica.
Fotos: © Rubén Barone