La salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus) es un reptil originario de las regiones litorales del Mediterráneo oriental, que ha sido introducida desde muy antiguo por el hombre en buena parte de las zonas ribereñas del Mediterráneo central y occidental. También se conocen poblaciones introducidas en Norte América, Sudamérica y sur de África. Actualmente hay ejemplares asilvestrados, formando núcleos viables, en Gran Canaria y Tenerife, siendo la cita más antigua para Canarias una mención de Viera y Clavijo en su enciclopedia de 1799.
En Tenerife, el primer ejemplar de salamanquesa rosada fue capturado en 1976 en los alrededores del Mercado Municipal de Santa Cruz de Tenerife. Se pensaba que su introducción en la isla fuera relativamente reciente, ya que no se cita en trabajos clásicos como el de Steindacher (1891), Boettger (1873) y Bertín (1946).
Por otro lado, Louis Feuilleé, astrónomo y naturalista francés, dibujó esta curiosa lámina en su última visita al archipiélago canario en 1724, que registró con el nombre de “Perinquin”. A pesar de esa identificación el animal que se muestra presenta claramente uñas en todos los dedos (rasgo muy característico del género Hemidactylus) a diferencia de la presencia de uñas en los dedos tercero y cuarto que es propio de nuestro perenquén endémico (Tarentola).
En Tenerife, el primer ejemplar de salamanquesa rosada fue capturado en 1976 en los alrededores del Mercado Municipal de Santa Cruz de Tenerife. Se pensaba que su introducción en la isla fuera relativamente reciente, ya que no se cita en trabajos clásicos como el de Steindacher (1891), Boettger (1873) y Bertín (1946).
Por otro lado, Louis Feuilleé, astrónomo y naturalista francés, dibujó esta curiosa lámina en su última visita al archipiélago canario en 1724, que registró con el nombre de “Perinquin”. A pesar de esa identificación el animal que se muestra presenta claramente uñas en todos los dedos (rasgo muy característico del género Hemidactylus) a diferencia de la presencia de uñas en los dedos tercero y cuarto que es propio de nuestro perenquén endémico (Tarentola).
María de Fuentes